
Como casi siempre en los últimos días se nos acumulan las consultas sobre humedades, así que vamos a intentar resumir toda la información sobre una de las preguntas más frecuentes: las humedades…!
Humedades en los edificios
Lo primero es tenerlo claro: las humedades son el enemigo público número uno de los edificios! Muchas lesiones tienen su origen en pequeñas humedades que con el tiempo arruinan los elementos constructivos (cimentaciones, muros, cubiertas y cualquier cosa que se ponga por delante).En nuestra experiencia hemos visto mucha humedad debida a filtraciones, escorrentía de lluvia, capilaridad, condensación…. Un edificio no puede tener humedades porque con el tiempo derivan en problemas por un lado costosos y por otro que afectan a la seguridad.
Tipos de humedades más frecuentes por su naturaleza
A continuación vamos a aprovechar dos de los artículos del blog para resumir las humedades en función de su natuleza:1 – Humedades por filtración directa

Quizá las más habituales son las filtraciones de agua de lluvia en la cubierta, bien por una rotura o desgaste puntual de la impermeabilización (muy frecuente en azoteas planas) o bien por problemas en los elementos de recogida de agua (sumideros, canalones, etc).


Cómo prevenirlas:
Lo primero es efectuar revisiones periódicas, especialmente antes de la época de lluvia, de varios elementos:
– Impermeabilización: si la cubierta es plana podemos comprobar visualmente la impermeabilización, ojo si la vemos agrietada, como se aprecia en la fotografía de arriba, ya que puede dar problemas en poco tiempo (el calor, el frío y las radiaciones ultravioleta dañan progresivamente el material).
– Tejado: si se puede observar la cubrición de teja de forma segura (abstenerse escaladores) es recomendable comprobar que las tejas tengan buen aspecto y no presenten colonias vegetales, piezas rotas o desprendidas.
– Muros de sótano: en general el consejo es el mismo, comprobar al menos una vez al año que no se aprecien manchas de humedad en los muros de planta baja y sótano.
Soluciones más habituales:
Una vez detectadas las soluciones pueden ir desde una simple impermeabilización superficial hasta la sustitución completa del tejado si se han visto afectados los elementos estructurales. Por eso, como pasa siempre con las humedades, cuanto antes se detecten… mejor.
2 – Humedades por capilaridad

Las humedades por capilaridad aparecen en las partes bajas de muros y tabiques de sótano o planta baja, cerca del terreno o de una zona con presencia de agua, y se deben al fenómeno físico de la capilaridad. Se trata de una propiedad de los líquidos que les permite alcanzar cierta altura cuando están en el interior de tubos o conductos de pequeño diámetro (poros).
La humedad, presente en el terreno (o en una zona inundada) asciende por capilaridad por muros y tabiques hasta una cierta altura, igual que sucede en una esponja. Es muy normal encontrar muros con humedad en los primeros 60 o 70 cm.


Cómo prevenirlas:
Lo primero, como en el caso anterior, es efectuar revisiones periódicas de los elementos más típicos:
– Muros: si nuestro edificio tiene sótano conviene bajar de vez en cuando a “la cueva” y oler… sí, claro, todos conocemos el característico olor a humedad! Un fuerte olor, aunque no lleguemos a localizarlas, nos indica presencia de humedades. Visualmente podemos intentar identificarlas, sobre todo porque suelen arrancar del suelo y tener una altura relativamente uniforme.
– Tabiques: en planta baja, sobre todo si el edificio carece de cámara sanitaria (arranca directamente sobre el terreno), los tabiques o muros pueden presentar las mismas humedades que en planta sótano.
Soluciones más habituales:
Las soluciones más habituales son la utilización de barreras físicas (colocación de lámina impermeable), barreras químicas (compuestos siliconados que se inyectan en el muro cada cierta distancia) o sistemas de electro-ósmosis (dispositivos eléctricos que inducen una corriente que repele el agua).
3 – Humedades de condensación

– Colonias de hongos o moho en las paredes, en forma de manchas negras o brillantes.
– Condensación de agua en las ventanas y moho en el perímetro de éstas.
– Moho en ropa y calzado (sobre todo en prendas de cuero).


Cómo prevenirlas:
Esta vez no hay más que mirar a nuestro alrededor, especialmente a los vidrios de las ventanas y sus marcos (por la mañana), así como algunas zonas sensibles: esquinas, paredes en las que hay una cama pegada, etc…
Soluciones más habituales:
En este caso lo normal es que una buena ventilación natural (o forzada) solucione el problema. Muchas veces creemos que al abrir 10 o 15 minutos las ventanas en invierno perdemos todo el calor que tanto nos ha costado acumular… pero esto no es cierto, en muy poco tiempo la casa recupera la temperatura y a cambio estaremos libres de humedades de condensación, que pueden llegar a ser insalubres.
En otras ocasiones hay que instalar rejillas de ventilación en las cámaras de las fachadas u optar por sistemas que garanticen una cierta renovación del aire interior.
Como siempre, recordaros que estamos a vuestra disposición a través del correo info@javiersales.com y en nuestras páginas de facebook y twitter, ... os esperamos!